MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO
(Asociación Pública de la Iglesia Católica)
mfamiliarcristiano@gmail.com
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28 noviembre 2011
24 noviembre 2011
17 noviembre 2011
EVANGELIO DEL DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
FESTIVIDAD DE CRISTO REY
Y REFLEXIÓN DEL PROFESOR JOSE-ROMÁN FLECHA
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con Él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante Él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?” Y el rey les dirá: “Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”. Y entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también éstos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y él replicará: “Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»
BENDICIÓN Y MALDICIÓN
La manifestación del Señor revela la bendición y la maldición que señala la vida de cada persona. El criterio del juicio último es la causa de la justicia. Los benditos no lo son por haber multiplicado sus ritos religiosos. Son benditos por haber prestado atención a todos los que a lo largo de la historia han sido abandonados o excluidos, ignorados y oprimidos.
Los malditos lo son por no haber prestado atención a los que la necesitaban. El juicio último subraya de forma dramática la importancia del pecado de omisión. La falta de amor. Ese pecado que encuentra cada día una justificación en lo mucho que tenemos que hacer. El pecado que antepone las cosas a las personas y lo urgente a lo necesario.
OJOS NUEVOS
Por otra parte, la parábola y profecía del juicio pone en evidencia nuestro modo de mirar a las personas. Solemos decir que la fe significa mirar el mundo y a la humanidad con ojos nuevos, es decir, con los ojos de Dios. Pues bien, el juicio final es un examen sobre nuestra capacidad de visión.
• “¿Cuándo te vimos con hambre y te alimentamos … Cuándo te vimos con enfermo y no te asistimos?” Esas son las preguntas que dirigen al Señor de la historia tanto los benditos y como los malditos. Unos y otros vemos al hambriento y al enfermo, al encarcelado o al desnudo. Pero con demasiada frecuencia lo vemos como un número en una estadística, como un fenómeno social, o como un culpable.
• “Conmigo lo hicisteis… Tampoco lo hicisteis conmigo”. Esa es la alternativa cristiana. Creyentes y no creyentes están llamados a dar prueba de su humanidad por su capacidad de compadecerse con los despreciados de la tierra. Pero los creyentes en Jesucristo saben que en el despreciado está el mismo Jesús. Para eso hacen falta ojos nuevos. Para descubrir en el pobre y el marginado el signo sacramental de la presencia del Señor.
- Señor Jesús, sabemos que a la tarde nos examinarán sobre el amor. Que tu luz y tu gracia nos ayuden a descubrirte en el rostro de todos los que sufren. Amén.
José-Román Flecha Andrés
Universidad Pontificia de Salamanca
11 noviembre 2011
MARCHA JUVENIL DIOCESANA
26 Y 27 de noviembre
Desde Barbate a Vejer por el Parque Natural de la Braña y al Santuario de La Oliva
Camina con D. Rafael, nuestro nuevo Obispo
¡Estás invitado al primer gran encuentro de este curso!
El próximo fin de semana del 26 y 27 de noviembre, nuestro nuevo Obispo nos invita a peregrinar juntos hasta el Santuario de la Virgen de La Oliva.
Échale un vistazo al programa e ¡inscríbete!: http://www.enredadios.com/site/course/view.php?id=40
09 noviembre 2011
EVANGELIO DE LA XXXIII SEMANA DEL AÑO LITÚRGICO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
-«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que habla recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Se acercó luego el que habla recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabia que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo."
El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues deblas haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes."
Palabra del Señor
Homilía del Padre Jordi Rivero, Los talentos del Señor |
"Lo que Cristo nos ha dado se multiplica dándolo" S.S. Benedicto
Queridos hermanos y hermanas:
En realidad el texto habla de "un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda" (Mateo 25,14). El hombre de la parábola representa al mismo Cristo, los siervos son los discípulos y los talentos son los dones que Jesús les confía. Por este motivo, estos dones, no sólo representan las cualidades naturales, sino también las riquezas que el Señor Jesús nos ha dejado en herencia para que las hagamos fructificar: su Palabra, depositada en el santo Evangelio; el Bautismo, que nos renueva en el Espíritu Santo; la oración, el Padrenuestro que elevamos a Dios como hijos unidos en el Hijo; su perdón, que ha ordenado ofrecer a todos; el sacramento de su Cuerpo inmolado y de su Sangre derramada. En una palabra: el Reino de Dios, que es Él mismo, presente y vivo entre nosotros.
Este es el tesoro que Jesús ha confiado a sus amigos al final de su breve existencia terrena. La parábola de hoy insiste en laactitud interior con la que hay que acoger y valorar este don. La actitud equivocada es la del miedo: el siervo que tiene miedo de su señor y de su regreso, esconde la moneda bajo tierra y deja de producir frutos. Esto le sucede, por ejemplo, a quien habiendo recibido el Bautismo, la Comunión, la Confirmación, entierra después los dones bajo una capa de prejuicios, bajo una falsa imagen de Dios que paraliza la fe y las obras, traicionando las expectativas del Señor. Pero la parábola da más importancia a los buenos frutos de los discípulos que, felices por el don recibido, no los han escondido con temor y celos, sino que los han hecho fructificar, compartiéndolos. ¡Sí, lo que Cristo nos ha dado se multiplica dándolo! Es un tesoro hecho para ser gastado, invertido, compartido con los demás, como nos enseña ese gran administrador de los talentos de Jesús, el apóstol Pablo.
La enseñanza evangélica que hoy nos ofrece la liturgia ha tenido un impacto también a nivel histórico-social, promoviendo en las poblaciones cristianas una mentalidad activa y emprendedora. Pero el mensaje central afecta al espíritu de responsabilidad con el que hay que acoger el Reino de Dios: responsabilidad con Dios y con la humanidad. Encarna perfectamente esta actitud el corazón de la Virgen María, quien al recibir el don más precioso, el mismo Jesús, lo ofreció al mundo con inmenso amor. Pidámosle que nos ayude a ser "siervos buenos y fieles" para que podamos entrar un día "en el gozo de tu Señor".