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http://www.mensajesdelalma.org/FAMILIA/familiaglobal.htm
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La teología de la familia es bastante reciente
Desde que allá en Puebla, Juan Pablo II nos dijo que Dios en su intimidad no era una soledad, sino una familia, la familia tomó conciencia que la familia es la imagen del amor de Dios.
La mayor muestra del amor de Dios hacia la familia la vemos reflejada en aquella familia de Nazareth, donde José aprendió el sueño de Dios, soñando.
La teología de la familia es bastante reciente.
Hay una nueva conciencia de la familia.
Juan Pablo II ha sido como un motor de la familia y sorprendió al mundo cuando en Puebla nos dijo que Dios es una familia. Y si Dios es una familia, quiere decir que la familia es importante.
La familia es donde se aprende la sabiduría de la vida, el saber cómo vivir.
La fe tuvo un paso del templo a la casa (en donde la fe era perseguida) y la
Eucaristía se alimentó en toda persecución del clima del hogar, que fue el refugio para seguir alimentando al pueblo creyente.
La Pascua en su origen es un misterio familiar. Cada domingo es una celebración de la Pascua.
Hay que reencontrar el valor del domingo como tal. Siempre recuerdo aquel hecho de aquella familia numerosa, que como tenían un Citroen y todos no entraban, tenían que meter un hijo en el baúl.
Nunca dejaron de celebrar el domingo en familia, aunque uno de sus hijos tenía que ir a parar dentro del baúl.
Cuando uno se casa, cuando una forma un hogar, se está fundando una escuela, una escuela de amor, ¿se tiene conciencia de ello?
Recordar es hacer volver a pasar las cosas por el corazón, no sólo por la mente. Y en ese nuevo hogar todo tiene que pasar también por el corazón.
Una entrega de amor que de dos hacen uno y de su entrega nace un tercero. Es lo más natural de la naturaleza.
El que comulga la Eucaristía, uno aprende recibiendo. Como sucede en todo hogar. Todos reciben, todos dan.
En el matrimonio, él la recibe a ella y ella lo recibe a él. Hay una doble entrega, una doble fidelidad.
Amándose en familia aprendemos un anticipo del cielo.
Y es amándose que superaremos todas las crisis.
Las crisis de la familia, como toda crisis, es ocasión para purificar, es un desafío para cambiar: para el que quiera mejorar se entiende.
En el Antiguo Testamento aparece ya la familia como:
a) sede de la continuidad de la vida
b) sede de la sabiduría.
c) sede de la alianza entre Dios y los hombres.
Conviene tener en cuenta la precaria situación de los cristianos en el imperio romano que marca la importancia del hogar, de la familia.
El lugar de oración, de reunión para el ágape de la eucaristía era la casa, era en donde vivían las familias: el hogar era el templo, era la iglesia.
El hogar fue lugar de evangelización y centro de la comunidad creyente.
Y si se ha podido decir que el hogar es una pequeña iglesia, es exacto también que la iglesia es una comunidad de hogares, una gran familia creyente es la suma de muchos hogares creyentes.
La eucaristía desde el comienzo del cristianismo se celebraba en las casas. De la casa pasó al templo.
La eucaristía nació en clima familiar.
Y tuvo que volver al hogar en muchos periodos que la religiosidad fue perseguida. El hogar siempre ha sido el refugio del hombre y de la iglesia.
El hacer de cada día debe ser para mejorar la vida: ¿qué vida?
La tuya. ¿Porqué? Porque mejorando tu vida, mejoras la vida de todos los que están a tu alrededor.
No hay cosa que satisface más que crecer y hacer crecer.
Cuando mejoro mi vida, estoy arreglando mi modo de vivir, y en eso de vivir arreglando, es vivir creciendo.
Si vivo creciendo, mejoraré mis ideas, mis actitudes y eso servirá siempre para mejorar no solamente para mí, sino también para mi cónyuge, para mis hijos.
Toda la vida se enriquecerá. Por que en definitiva ellos son mi vida, forman parte de mi vida.
Hacer esto no es hacer ningún rasgo de heroísmo, sino hacer del vivir una exigencia de vida de todos los días.
Jean Cocteau, cuando le preguntaban para qué servía la poesía, contestaba: Es indispensable, pero no sé exactamente para que.
Adecuando esta frase a nuestra reflexión podríamos decir: Es indispensable crecer, porque creciendo mejoro y hago feliz a otros.
Aunque muchos no saben exactamente para que.
Francois Xavier Durrwell: La eucaristía es una lección sobre el cielo. La eucaristía nos dice en lenguaje terrenal lo que ocurre en el más allá.
La eucaristía es pura inspiración celestial. Es una especie de código sin escribir: es la inspiración que cada uno debe seguir para cumplir la ley del amor que se dona, de aquel amor que se da.
El hogar, la familia es todo esto, iglesia, eucaristía, lugar de mejorar, lugar de crecimiento en el amor mutuo, lugar para vivir y hacer feliz y ser feliz.
Es un anticipo del cielo.
Y si no lo es debería serlo.
Depende de mí y depende de ti.
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