MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO

Diócesis de Cádiz y Ceuta
(Asociación Pública de la Iglesia Católica)
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29 diciembre 2014

El obispo diocesano Mons. Rafael Zornoza Boy presidió la Celebración de la Misa de la Familia el domingo 28 de diciembre en la Catedral de Cádiz.

Ante las familias gaditanas que llenaron el primer templo diocesano D. Rafael Zornoza hizo un llamamiento a las familias para a tener a Dios en el centro de su vida y así poder ser fermento en medio de la sociedad. Contemplando la vida de la Familia de Nazaret centrada en Jesús aprendemos el sentido de la vida y descubrimos nuestra vocación y misión. La centralidad de Cristo ilumina toda nuestra existencia y nos da la gracia y la fuerza para vivirlo.

Describió a las familias como la representación de los aventureros de hoy, porque vivir la familia hoy es una aventura de crecimiento en la fe y de testimonio de vida siendo misioneros. Es la sabiduría experimentada  en la propia vida más que en la erudición de los libros. La Sagrada Familia nos muestra que es posible construir un hogar feliz, a pesar de las dificultades y de los obstáculos, con tal que pongamos a Dios en el centro del corazón. Viviendo el lema de este año «La alegría del evangelio en la familia» sepamos transmitirlo al mundo, con alegría.

De la relación con Dios nace la relación con los otros y para los demás, suscita la atención a las familias en dificultades, la atención a mayores, la defensa de la vida,… La centralidad de Dios construye una vida familiar fuerte y una familia fuerte hace posible una iglesia fuerte.

El momento más emotivo de la celebración fue la bendición de las familias, especialmente las que durante este año han celebrado sus bodas de plata y de oro. Todas las familias unidas en torno al obispo, miembros de movimientos familiares y de asociaciones de ayuda a las familias y a la vida, jóvenes,… se dieron cita en la Catedral para compartir y celebrar la “Alegría del Evangelio de la Familia”. Familias en misión para “hacerle un sitio a Jesús que viene, recibir a Jesús en la familia, en la persona de los hijos, del esposo, de la esposa, de los abuelos, porque Jesús está allí. Recibirlo allí, para que crezca espiritualmente en esa familia. Para acoger a Jesús, escucharle, hablar con Él, custodiarlo, protegerlo, crecer con Él; y así mejorar el mundo”. (Papa Francisco).