"La vida: valor sagrado y derecho humano"
Carta Pastoral del ObispoANTONIO CEBALLOS ATIENZAPor la gracia de Dios y de la Santa Sede ApostólicaOBISPO DE CÁDIZ Y CEUTAAnte el nuevo proyecto de Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, el episcopado español emitió el pasado 17 de junio de 2009, su postura con la declaración publicada al término de la CCXIII Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal. Estando próximo el debate parlamentario del mencionado Proyecto de Ley, queriendo iluminar las conciencias de los católicos y personas de buena voluntad de Cádiz y Ceuta, el Obispado emite el presente comunicado:1º.- Los católicos no podemos nunca, en conformidad con la ley divina y el derecho natural, legitimar el aborto, que es un crimen execrable. La destrucción de la vida humana nunca puede ser justificada en pro de la defensa del derecho de la mujer de decidir sobre su maternidad. «El Estado que otorga la calificación de derecho a algo que, en realidad, es un atentado contra el derecho fundamental a la vida, pervierte el elemental orden de racionalidad que se encuentra en la base de su propia legitimidad»(Cfr. Declaración CCXIII Comisión Permanente CEE, n. 6).2º.- Ante las situaciones difíciles y dolorosas por las que la mujer pasa ante un embarazo no deseado, la solución no puede quedar en la eliminación de la víctima inocente, el hijo concebido, al que se le priva de modo cruel e inhumano del derecho natural de nacer y vivir. Por ello, los poderes públicos, partidos políticos e instituciones sociales, que han de trabajar con vocación de servicio en orden al bien común, deben ofrecer medios de protección a la maternidad, especialmente ante las situaciones de desamparo de la mujer.3º.- Los cristianos, que consideramos la vida como un don de Dios, y las personas de buena voluntad no podemos permanecer indiferentes ante este hecho, sino que hemos de oponernos activamente con todos los medios legales y pacíficos a nuestro alcance. Es un deber de conciencia. Los políticos que verdaderamente se consideren cristianos y vivan su fe en comunión con la Iglesia tienen un compromiso y responsabilidad moral mayor, no debiendo permanecer indiferentes ni colaborar activamente con su voto para que dicha Ley sea aprobada en el Parlamento. «La tutela del bien fundamental de la vida humana y del derecho a vivir forma parte esencial de las obligaciones de la autoridad» (Cfr. Benedicto XVI, Discurso en el Encuentro con las autoridades y el Cuerpo diplomático. Viena, 7 de septiembre de 2007). Las convicciones morales y la conciencia personal, han de imperar ante la disciplina de partido. Igualmente los profesionales de la salud, si la proyectada Ley fuera aprobada, deberán postularse activamente ante el aborto con la objeción de conciencia.4º.- Por último, consideramos que un país en el que sus dirigentes gobiernan y legislan no respetando los valores morales de la inmensa mayoría de la población sino legitimando las reivindicaciones de grupos minoritarios, está en la frontera del totalitarismo. «El derecho a la vida no es una concesión del Estado, es un derecho anterior al Estado mismo y este tiene siempre la obligación de tutelarlo. Tampoco tiene el Estado autoridad para establecer un plazo, dentro de cuyos límites la práctica del aborto dejaría de ser un crimen» (Cfr. Declaración CCXIII Comisión Permanente de la CEE, n. 6). Por ello pedimos al Gobierno de la Nación que tenga presente el sentir de los ciudadanos, expresado de modo multitudinario, ejemplar, cívica y pacíficamente, en la manifestación por la vida, celebrada el pasado día 17 en Madrid.Cádiz, 20 de octubre de 2009+ Antonio Ceballos AtienzaObispo de Cádiz y Ceuta
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