ENCUENTRO
DEL MOVIMIETNO FAMILIAR CRTISTIANO CON EL OBISPO DE LA DIÓCESIS DE CADIZ Y
CEUTA
Se inició la reunión con una oración. A
continuación el Sr Obispo saludó a los asistentes, indicando que empezaba sus
contactos por el Movimiento Familiar Cristiano con el convencimiento de que era el movimiento más numeroso.
Siguió diciendo D. Rafael que no podíamos
limitarnos a disfrutar de la vida cristiana y de la vida familiar, habiendo
tanta gente que no la disfrutaba. Teníamos que hacer algo para atraer a los que
no tienen ese privilegio. Deberíamos transmitirles los frutos de nuestra
situación para animarlos.
Manifestó también que le había impresionado el
desarrollo de la Semana de la Familia.
A sus palabras, le respondió el Presidente
del MFC, agradeciendo la invitación y explicándole muy someramente qué era el
MFC y cual era su rasgo especifico. Le indicó las poblaciones donde había
equipos del Movimiento y sobre la promoción, se refirió a los equipos que se
estaban formando en Tarifa, Cádiz y Vejer.
Pregunto en este momento el Sr. Obispo donde
se reunían los equipos. Se le contestó que algunos se reunían en las parroquias
y otros en sus casas. Quiso saber D. Rafael si eran sólo para matrimonios,
contestándosele que el Movimiento era familiarista, que en algunos equipos
había viudas, pero que era un tema abierto a las necesidades de los miembros de
cada Equipo.
Se interesó por los Encuentro Conyugales: en
que consistían, su dinámica y hacía quienes iban dirigidos, así como cuantos se
impartían durante el curso; animando posteriormente a los responsables a
plantearse el impartir encuentros
para jóvenes o novios que están
desorientados y si no nos preocupamos nosotros, pueden ser arrastrados por la vorágine de la sociedad.
Se comentó que, aunque los encuentros eran
muy útiles e importantes para los participantes, costaba muchísimo trabajo
convencer a la gente para que participaran en ellos. Se solicitó al Sr. Obispo
ayuda para que los párrocos colaboraran en su difusión.
Entre los problemas existentes para implantación del MFC en las
parroquias, habría que destacar las dificultades que frecuentemente ponen los
párrocos. Si tienen algunos matrimonios que le ayudan en la parroquia temen que
si estos se integran en el MFC se desvinculen de su trabajo parroquial. Esto no
es así y hay que cambiarles esta idea.
Don Rafael dijo entonces que si difícil era convencer a la gente, con
los párrocos se agudizaba esta situación. Pero ya hay muchos sacerdotes que se
están dando cuenta, que tener miembros del MFC en sus parroquias es una ayuda
para ellos y una riqueza para la comunidad.
Sobre cuantas reuniones tenemos en el año, se
le contesta que hay una primera Asamblea de inicio de Curso, luego un retiro en
Adviento y otro en Cuaresma; y finalmente una Asamblea de final de Curso, que
se celebra normalmente en la segunda quincena de Junio.
A las pregunta del Señor
Obispo si está definido el Carisma del MFC, se le dice que es un Movimiento
Familiarista, que nace tras el impulso del Concilio Vaticano II, aunque ya
habían existido agrupamientos previos en tiempos de Pio XII..
Habló en este momento D. Rafael de la Jornada
de la familia que se iba a celebrar el día 30 de Diciembre en Madrid, con
motivo de la festividad de la Sagrada Familia, animando a que participaran en
la misma todos aquellos que pudieran hacerlo. Abogó asimismo porque en todas
las parroquias se viva lo más intensamente posible esta celebración de la
Familia, animando también a la participación en el próximo Encuentro Mundial de
Familia que tendrá lugar en Milán a
final de mayo.
Sobre la Semana de la Familia en Cádiz,
indicó el Sr Obispo que para el próximo año el tema podría ser “Familia y
Evangelización”. Añadió a continuación que habría que sacar todo el provecho
posible que el impulso de la Semana de la familia posibilita.
Todas las explicaciones y sugerencias fueron escuchadas y muy bien
acogidas por el Sr. Obispo, animándonos a
trabajar con entusiasmo para
llegar a todos aquellos que no conocen las ventajas de participar en grupos que enriquecen y ayudan a vivir la fe,
fomentar los valores cristianos en la familia e implicarse en la acción
pastoral de la diócesis.